
Hoy, 21 de junio a las 6:24 a.m.
hora española, ha dado comienzo el verano en el hemisferio norte.
Casi se me pasan mis historias de
los solsticios.
Y precisamente esa situación me
ha hecho darme cuenta de que mucho llevo escrito, reflexionado sobre el
implacable tiempo y he sido yo la que ha
quedado atrapada por el calendario.
Hay una estrofa de una canción de
Ismael Serrano que quiero utilizar:
“El tiempo imparable plateará nuestras sienes
y hará de nuestros recuerdos cenizas y humo.”
Porque el tiempo se me ha pasado dejando un rastro de muchas vivencias,
emociones que me han hecho reflexionar sobre una vieja historia el “FESTINA
LENTE” (apresúrate despacio) de Suetonio.
Porque este año he corrido
demasiado y no he sabido encontrar el tiempo para apresurarme despacio.
Y no es una excusa, creo que
hemos vivido unos momentos a nuestro alrededor que nos han hecho correr por
delante de nuestra sombra.
Y en mi línea, en mi pensamiento,
quiero parar y pensar en el concepto tiempo, porque necesito entenderlo, ya que
cada uno de nosotros tiene un concepto distinto del mismo, nuestros tiempos son
diversos y diferentes, por una parte nos unen y por otra nos alejan.
Y puesto que esta noche es una
corta noche y un largo día, reflexionemos porque sin darnos cuenta vamos a
perder cada día un poco de ese día, un poco de luz, hasta llegar a la noche
cegadora del próximo solsticio que nos hará resucitar como Tamino a la luz de
la verdad, resucitar después de ser engañosamente atrapados por las tinieblas,
en una falsa realidad de luz , en unas largas tardes de verano, que sin embargo
nos conducen sin remisión a la noche profunda del otoño, pero esa noche será
rota de nuevo por la luz y la verdad y los días comenzarán a brillar con luz
propia.
Por esa promesa de luz, por esa
promesa de verdad, por esa promesa de un nuevo mundo, de un mundo mejor, por un
nuevo periodo de luz y de verdad.
Fugacidad, característica que siento como propia de ese tiempo que se va, que se está yendo, que se ha ido. Alguien dijo que ya ha sido y realmente el tiempo sólo es este preciso instante y si me descuido se ha deshecho velozmente entre mis dedos, como esos granos de fina arena que se deslizan dejando mi mano rápidamente vacía.
ResponderEliminar