martes, 5 de agosto de 2014

CUANDO ME AMÉ DE VERDAD






Cuando me amé de verdad comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta y en el momento exacto y entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene un nombre…”AUTOESTIMA”

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no es sino una señal de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es…”AUTENTICIDAD”

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a ver todo lo que acontece y que contribuye a mi crecimiento. Hoy eso se llama…”MADUREZ”

Cuando me amé de verdad, comencé a percibir como es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona, solo para realizar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o la persona no está preparada, inclusive yo mismo. Hoy sé que el nombre de eso es…”RESPETO”

Cuando me ame de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable…, personas, situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. De inicio mi razón llamó esa actitud egoísmo. Hoy se llama…”AMOR PROPIO”

Cuando me amé de verdad, dejé de temer al tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé que eso es…”SIMPLICIDAD”

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y con eso, erré menos veces. Hoy descubrí que eso es la…”HUMILDAD”

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama…”PLENITUD”

Cuando me amé de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, ella tiene una gran y valiosa aliada. Todo eso es…”SABER VIVIR!”

–Charles Chaplin–

domingo, 3 de agosto de 2014

Carta a Begoña


Luchar, luchar y como decía Manuel el cáncer no vence, convence.

Luchaste más de tres años y de repente te has ido. La vida siempre, sobre todo en estos momentos, nos parece injusta, pero es que fue injusto tu dolor y sufrimiento anterior a todo. En ocasiones pienso que algunas personas vienen a este mundo para luchar y encima la vida  las machaca. Tenías amor y dulzura dentro de ti, luchabas contra esos hándicaps que la vida fue poniendo delante de ti. Recuerdo tus palabras de ilusión cuando me dijiste “tía (aunque era retía) creo que por fin he encontrado la felicidad, eras feliz. Pero de nuevo la vida te atrapó , como a tantas otras mujers,y te devolvió a una vida anterior engañándote de nuevo, te abocó a un poco más de lo mismo y  si aún era poco apareció la enfermedad y tú luchabas, como tú solo sabías hacer. 

No te dejaron vivir.

Me duele tu dolor, tu ausencia, te recuerdo de niña siendo yo otra niña , solo tenía 10 años más que tú. Se ha cortado la vida, tenías 50 años, solo 50 años.

Que tu vuelo sea libre, que alcances aquella felicidad que aquí no encontraste, la libertad que buscaste.

Tráenos la paz. 

Y deseo desde lo más profundo de mi corazón que si existe algo más allá lo encuentres y si es cierto que nos esperan nuestros amigos,  nuestra familia, al cruzar esa puerta, dale un beso muy grande a nuestra abuelita y que los sones del violín de José al sonar junto al trombón de varas de Marcelino acompañen un vals que dé comienzo a un nueva vida.

Te quiero mucho.