¡¡¡Qué vienen lo Reyes, qué
vienen los Reyes!!!
Y todos, aunque lo neguemos,
estamos en el fondo esperando algunas cosas,
esperamos que por lo menos la vida nos sorprenda, nos haga sonreír y . . .
.
Hemos pasado otro año y algunos
nos sentimos cansados, defraudados, artos y desilusionados. Y diréis:¡¡ eso será tú!! Y sí, me siento un tanto cansada, cansada de ver como teniendo tanto esta sociedad del
consumo se consume a sí misma y se fagocita,
destruyéndose en batallas estériles
e inútiles.
Y en estos días como dicen: “negamos la mayor” , es decir, negamos al
amigo, al vecino, al compañero por cuestiones y por temas orquestados por otros,
o por nosotros mismos, pero que al fin y
a la postre marcan nuestras posturas, unas veces será la política, el deporte o
simplemente nuestro entorno, llegamos a
negarnos la mano a nosotros y a los
demás, negamos la amistad, la sonrisa, porque se piensa de forma diferente,
porque se siente de manera distinta, cuando lo que debería importarnos es que
tenemos la capacidad de pensar, de hablar, de amar, en el fondo de sentir,
porque tenemos libertad y queremos ejercerla.
Y eso es un lujo, es casi ese
oro, incienso y mirra.
Tenemos a nuestro lado al amigo
de siempre, a aquel amigo lejano que se traspapeló en el tiempo, al hermano, al
cuñado, al vecino, a la mujer de nuestro vecino del 3ª, y al portero de ese
edificio que nos abre la puerta con una sonrisa hierática, porque en el fondo
está haciendo una puesta en escena semejante a nuestro vecino del 8ª del cual
no sabemos nada, ni nos interesa, porque creemos ejercer de esa forma nuestra
libertad y el respeto a su libertad, y no, eso no es libertad, pasamos por
delante de un mendigo y hacemos como si no lo viéramos, lo convertimos en
invisible, Y sí, también hemos convertido en invisible a aquel vecino del 8º ,
a la señora del 3º o a la limpiadora de esa oficina a la que solemos acudir.
Pero yo me hago una pregunta,
nosotros tocamos nuestra cara con nuestra mano y tenemos muy claro que estamos
vivos porque reímos, sentimos, si nos apretamos un pellizco en ella duele,
pero… parémonos a pensar, a lo mejor resulta que nosotros también somos
invisibles para mucha otra gente, y diremos NOOOOO, eso no. Cómo voy yo a ser
invisible? ¿De verdad estamos seguros de ello? Podríamos sorprendernos.
No podemos negar la mirada, la palabra, una
mano a los que nos rodean, no debemos ni podemos dejarnos condicionar y manejar
como ovejas por “decretos ley” procedentes de cualquier persona o medio, que
puedan condicionarnos a negar esa mayor, a negar la amistad que siempre hemos
tenido, y que por diversos motivos, en ocasiones nuestros, otras veces
impuestos por la sociedad, o el grupo, nos han predeterminado a hacerlo.
Soltemos amarras y seamos
nosotros mismos. Aprendamos a respetarnos primero a nosotros para solo así poder respetar a los
demás, luchemos por una vida llena de humanidad.
No, no significa que vallamos
como “power flower” dando saltitos como gnomos trasnochados.
Somos HOMBRES, que aman,
discuten, que están vivos.
Pero como en el fondo debe de mandar
el respeto, el amor, solo así seremos capaces de generar un respeto capaz de
superar barreras a lo largo del tiempo, no solo de esta Navidad, sino a lo largo de la
vida.
Ya sé que muy probablemente
pensaréis en que Virtu está de nuevo con sus fantasías, con sus utopías y sí ,tenéis
razón en pensarlo. Pero pararos un momento a pensar: realmente no creéis que es
posible hacer algo de esto, ¿realmente es
tan difícil intentarlo?
¡FELIZ SOLSTICIO DE INVIERNO! Y
¡FELIZ NAVIDAD!
¡Qué sepáis, qué os quiero!
Mª Virtudes Várez Pérez .
21 de diciembre 2017
Martin Hurkens, disfrazado de
mendigo canta un Ave María
impresionante. Es curioso observar las
reacciones.