miércoles, 31 de diciembre de 2014

SÍ. "HAY UN SITIO". A LA INTEMPERIE. Poemas de GLADYS CARMAGNOLA



Sí.
Hay un sitio.
Es una oscura fosa de reptiles
y humanos confundidos.
En ella se une la sílaba infinita
con la oscura palabra sin sentido
y se encuentran veladas Mesalinas
platicando con Judas y Dionisios
en medio de plegarias
y rugidos.

Sí.
Hay un sitio
que no se lavará con la palabra
que nos lacera casi hasta el martirio
y nos quiebra la voz
porque de estar guardado tantos siglos
nuestro murmullo
se ha trocado en grito
que no encuentra en las cuerdas ni la forma
ni en la ansiedad del corazón, sonido.

Es cierto:
Hay un sitio
donde todos los sueños se emponzoñan
de tanto y tanto recibir mordiscos.

Pero
también desde el umbral del sitio
se divisa una flor
como sobre las fauces de cualquier abismo.

 GLADYS CARMAGNOLA

 Y añadió:

"Es mejor hablar claro,
hablar sencillamente, 
como viejos amigos."




domingo, 21 de diciembre de 2014

A veces existen cuentos de Navidad reales






Esta tarde me han llamado por teléfono, y en el auricular ha sonado una voz que ya creía perdida. 
 
Creí en su momento que se había terminado todo tipo de relación familiar, el miedo, horror y desvarío de la muerte de alguien cercano nos había separado. 

Siempre en Navidad, desde muy niña venían a mi mente las imágenes que yo tenía en mi cabeza sobre “El cuento de Navidad” de Dickens. Lo habré leído montones de veces, escuchado en la radio el año pasado y hasta los muñegotes lo representaron magníficamente. Pero nunca pude pensar en que un día aquella historia de Ebenezer Scrooge se podía hacer realidad.

Eran demasiados los puntos de coincidencia, en parte de los protagonistas, prestamista el personaje del libro, banquero /bancario el personaje real.

Y este personaje  real se encontró de repente con que los fantasmas del pasado le salieron, se escaparon  del recuerdo, de la memoria y lo atraparon, creándole un miedo feroz a la justicia de la vida, aquella en la cual yo quiero seguir creyendo.

La Navidad hizo que su cabeza, su memoria recorriera, como Ebenezer, aquellos otros caminos, los caminos con los “condes “ a su lado, cogido de la mano, protegido, mimado, con las risas de María, los sones del trombón de varas de Marcelino y el violín de José resonando en el fondo. Mientras nuestra deliciosa y maravillosa abuelita Virtudes esperaba a todos para sentarse a la mesa. Pero comprobó que ya no estaban todos, faltaban todos, faltábamos todos de una u otra manera.

El silencio, las oscuridad de este día 21 del XII, con una noche tan larga hicieron posible este “milagro de Navidad”. El milagro de simplemente hablar, serenamente, profundamente.

Y me pregunto, será qué esta larga noche nos predispone a realizar balance de nuestras vidas para poder comenzar una nueva vida. Nos da valor a llamar a las cosas por su nombre, a los sentimientos, a las vivencias,  a las debilidades, a los temores, a los secretos mejor guardados.

¿Podremos empezar una nueva vida?, una nueva vida caminando hacia la luz de ese día que ya mañana comienza a crecer ganando la batalla a la oscuridad, la oscuridad de la hipocresía, del que dirán, de las maquinaciones, de las maledicencias sobre aquel que se le da una palmadita en la espalda pero luego se le clava un puñal, el puñal de la palabra malintencionada, del silencio...


Quiero creer, necesito creer en una nueva vida, en una luz que ilumine el camino hacia la verdad. Necesito avanzar a través del silencio, de un silencio interior que me permita recorrer mi vida de una forma serena para que lo negativo sea  vencido, para poder luchar contra la oscuridad, la oscuridad de la ignorancia, de la injusticia, de la falta de comunicación, de la falta de solidaridad, de la falta de amor verdadero.

(...) «¡Celebraré!», repitió el sobrino de Scrooge. «Pero si tú no celebras nada...

(…)«Puede que haya muchas cosas buenas de las que no he sacado provecho», replicó el sobrino, «entre ellas la Navidad. Pero estoy seguro de que al llegar la Navidad aparte de la veneración debida a su sagrado nombre y a su origen, si es que eso se puede apartar- siempre he pensado que son unas fechas deliciosas, un tiempo de perdón, de afecto, de caridad; el único momento que conozco en el largo calendario del año, en que hombres y mujeres parecen haberse puesto de acuerdo para abrir libremente sus cerrados corazones y para considerar a la gente de abajo como compañeros de viaje hacia la tumba y no como seres de otra especie embarcados con otro destino.

… … 

(…) Pero el fantasma señalaba, con el dedo hacia abajo, la tumba que tenía delante. «El rumbo de la vida de un hombre presagia cierto final que se producirá si el hombre persevera, dijo Scrooge. «Pero si se modifica el rumbo, el final cambiará. ¡Dime que eso es lo que me estás enseñando!»   

                                                                                              Cuento de Navidad” de Charles Dickens


MªVirtudes Várez.






viernes, 19 de diciembre de 2014

Navidad 2014. LO QUE LLEVA EL REY GASPAR (Cuento de Navidad) José Azorín


Navidad 2014. 



    Si.
   Es Navidad, llegó el invierno, y vienen a mi recuerdo unas palabras que alguien me dijo el año pasado en estas  mismas fechas : “sueñas demasiado”
   Y sí, quiero seguir soñando, que nadie me pueda robar mis sueños.
   Porque sé que existen hombrecillos grises que por las noches nos roban los sueños, y los días se convierten por eso en días de color gris.
   Y no, no quiero perder mis sueños, ni mis deseos de libertad, de hablar, de reírme, de compartir con los demás proyectos e ilusiones, de seguir buscando la verdad y la justicia.
   Este año, más que una felicitación, es una reflexión sobre  tantas cosas que nos rodean.
   Os he deseado paz, felicidad, libertad…
   Pero este año quiero desearos sueños.
  Me gustaría que cada uno de nosotros tuviera una cajita y que dentro de ella tuviéramos guardados unos cuantos sueños que pudieran hacerse realidad.
   O podéis escribir en un papel cada nuevo sueño  y guardarlos en un libro, en ese libro que tantas historias tiene dentro, que tantas veces ha conseguido haceros soñar con otra vida, otros lugares, otras sensaciones. Ese libro especial que todos tenemos.
   Meted dentro el papel, pero ante apretadlo entre vuestras manos, cerrad los ojos y pensar fuertemente en lo que habéis escrito. Y a finales del 2015 volver a abrir el libro y leed lo que habíais escrito. Y quizás nos sorprenderemos al comprobar que algunos si los hemos logrado alcanzar.

   Este año quiero comprtir con vosotros el cuento de J. Azorín: "Lo que trajo el rey Gaspar”, deseo que alguno lo lea, solo son 6 minutos mal contados.

                                     Felicidades .
                                                               Mª Virtudes .
Villena 19 de diciembre del 2014




LO QUE LLEVA EL REY GASPAR
                                                                                        (Cuento de Navidad)   José Azorín


"Los tres reyes han salido de sus palacios. Los tres son viejecitos.
   El rey Melchor es alto, con una barba blanca, con sus ojos azules, con sus anteojos de oro.
El rey Baltasar es bajo, un tantico encorvado, con un bigote largo y una perilla más larga todavía.
El rey Gaspar no usa nada en la cara; va afeitado, pulcro, correcto, pero su nariz cae un poco en gancho sobre la boca, y en la comisura de sus labios hay algo como una sonrisa equívoca, inquietante, como una ironía vaga, desconsoladora.

    Yo os digo desde este instante, pequeños amigos míos, que no perdáis de vista a este viejecito....
Los tres reyes van caminando durante la noche por un camino largo; las estrellas brillan, serenas, rutilantes, en la bóveda negra; abajo, en la tierra, tal vez en la lejanía remota, se oye un grito perdido o se ve el resplandor incierto de una lucecita.
   Esta lucecita indica una ciudad.
   Los reyes han llegado ya a esta ciudad. Ya van a detenerse ante las casas; ya van a meter las manos en sus grandes arcaces; ya van a dejar en los balcones sus dádivas ansiadas. Pero los tres se detienen un momento antes de penetrar en la ciudad.
   Antes, ya lo habréis oído contar, estos reyes eran muy ricos y les ponían regalos a todos los niños de todas las casas, de todas las ciudades; pero el tiempo ha corrido mucho; las circunstancias han cambiado mucho para los reyes, y estos tres excelentes monarcas, a fuerza de prodigar sus dones, han venido a ver grandemente mermado su caudal. 

  Quiero deciros que Gaspar, que Baltasar y que Melchor se ven todos los años en el terrible compromiso de no dejar sus recuerdos preciosos si no a tales o cuales niños que el azar les designa. 

   Los tres reyes se han detenido a las puertas de la ciudad. 

     Melchor, el de la barba blanca y los ojos azules -no creáis a quien os lo pinta con la tez negra-, tiene delante de sí una gran arca, que él ha abierto para inspeccionar qué es lo que queda en ella.
   Baltasar, el de la perilla y el bigote reíros de los que os lo representan de otro modo, tiene también su arca, y en ella, con el mismo fin, ha hecho su recuento.
   Gaspar, pequeños amigos míos, no tiene arca, no tiene equipaje, no tiene ningún camello, ni caballo, ni asno en que llevar lo que ha de regalar a los niños, pero tiene una nariz un poco encorvada y unos labios que expresan una ironía suave, vaga, inquietadora.

     Los tres reyes han hecho ya su arqueo y se disponen a entrar en la ciudad. Como van siendo ya pobres, ellos no llenan las cestas que hay en todos los balcones, sino que, según la comodidad o el capricho, dejan sus mercedes y regalos en unos que son pocos y pasan de largo ante otros  que son muchos. 

     He de deciros que, para que sean más los niños favorecidos, los tres reyes han convenido, no en donar los tres sus regalos a todos los niños elegidos, sino en que cada uno haga su donación a cada niño. 

    Y así, de tarde en tarde, Melchor se para delante de una casa y abre su arcón; luego deja en la ventana su dádiva.
v  Lo que este rey de la barba blanca regala se llama: Inteligencia


   Al cabo de un largo rato, Baltasar se detiene ante otra casa y mete la mano en su tesoro; después pone su dádiva en la ventana.
v Lo que este rey del bigote y de la perilla dona tiene por nombre: Bondad.   


Y solo este histórico rey Gaspar, este rey de la nariz picuda y de los labios apretados, sólo este rey pasa, y pasa, y pasa ante los balcones y no se detiene si no ante uno, o dos, o tres de cada ciudad.
   Y ¿qué es lo que hace entonces el rey Gaspar?. ¿Qué es lo que regala este rey?. ¿Por qué es tan sórdido, tan avaro, tan riguroso en sus regalos?.
   Todo el tesoro de este rey está en una diminuta caja de plata que él lleva en uno de los bolsillos de su levita -no olvidad que los reyes usan ahora levita- .
   Cuando Gaspar se detiene ante un balcón, allá, muy de tarde en tarde, él echa mano de su pequeña caja, la abre con cuidado y pone su donativo en el balcón.
    No es nada lo que ha puesto; es una cosa insignificante; es como humo que se disipa al menor viento; pero este niño favorecido con tal regalo gozará de él durante toda su vida y no se separarán de él ni la felicidad ni la alegría.
   El rey Gaspar ha depositado ya su regalo. Sus ojos verdes -no os he dicho antes que eran verdes- brillan fosforescentes; su nariz parece que baja más sobre la boca, y en los labios se dibuja con más profundidad su ironía vaga. Acercaos, pequeños amigos míos; yo os quiero decir lo que el rey Gaspar lleva en su caja.
 Sobre la tapa, con letras diminutas, pone: Ilusiones.


Os deseo, ilusión, inteligencia y bondad.
Porque: 
©   la ilusión mueve a los hombres a avanzar,
©   la inteligencia, a caminar hacia delante,
©   y la bondad a luchar por la verdad y la justicia.
   Y necesitamos un mundo mejor.
¡¡¡Felicidades!!!
                               Mª Virtudes. 
   19 de diciembre 2014